Es indudable que la imagen en el cine, o las “imágenes en movimiento” para ser más precisos, están al servicio de la narración. El relato descrito en el guión literario deberá de verse reflejado fielmente en las imágenes capturadas por la cámara. La historia cinematográfica será contada a través de las imágenes.
Ello no significa que la labor del Cinefotógrafo se vea limitada en forma alguna por el relato, por el contrario, la historia adquiere forma y alcanza su máximo potencial mediante la fuerza de las imágenes que la cámara registra.
Dos aspectos serán fundamentales para que la imagen consiga su propósito narrativo: Un vasto conocimiento técnico del medio fotográfico y la sensibilidad creativa necesaria para poder imaginarse el relato que deberá cobrar vida en las imágenes. Ambos aspectos son indispensables para que el Fotógrafo, junto con el Director, consigan crear el concepto de imagen necesario para contar la historia.
Encontrar cuál es el concepto de imagen o el “estilo” fotográfico adecuado a determinado relato, es una tarea de investigación y creatividad. Por una parte será muy importante entender el género dramático de la propia historia; cuáles son los elementos narrativos en juego; qué tan próxima está de la realidad perceptual o sensitiva; qué libertades permite el relato para adentrarse en un mundo imaginario. Pero sobretodo, es fundamental entender cómo desea el Director reflejar el universo plasmado en el guión cinematográfico. Cómo desea que el espectador lo “vea”.
Crear el concepto de la imagen, relativo a una película, es generar la manera como el espectador abordara la historia, mirándola a través del cuadro de la cámara.
Las herramientas básicas para conseguir el concepto de imagen son pocas pero con una inumerable posibilidad de combinaciones: Nos referimos a la composición; a la iluminación; al uso del color; al manejo de la textura y; al grado de nitidez en una imagen. Todos ellos son elementos plásticos propios de la fotografía, que al articularse con nociones relativas al lenguaje cinematográfico, tales como la posición o el ángulo de cámara; el uso de un lente determinado; el tamaño del plano o; el movimiento que acompaña a las acciones narradas; lograrán que las imágenes resultantes cobren un sentido estético y narrativo único, sentando las bases del concepto o “estilo” fotográfico requerido para la historia.
Mientras que la composición organiza armónicamente a los elementos en el cuadro cinematográfico; la iluminación genera las atmosferas y modela los contrastes en el volumen de las formas. A su vez, el grado de saturación en el color y los matices en sus tonos, propicia en el espectador un estado anímico; mientras que la textura y la gradación de nitidez, genera una forma particular de mirar el universo recreado.
Simultáneamente, la posición de la cámara le otorga al espectador una perspectiva particular del espacio y el lente empleado, un ángulo de visión que determinará la profundidad de campo para la escena; asimismo, el movimiento de la cámara se acompasará con las acciones narradas.
La conjugación creativa de todos estos elementos estéticos será determinada en una estrecha colaboración entre el Director, el Fotógrafo y el Director de Arte, cada uno aportando, desde su respectivo campo de creación, todo aquello que pueda enriquecer los valores narrativos que propicien el concepto de imagen adecuado al relato.
La delicada tarea del Cinefotógrafo será conseguir mantenerse fiel al concepto propuesto originalmente, al momento de registrar las imágenes durante el complejo proceso de rodaje para la obtener película.
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