Al momento de escribir un guión cinematográfico no es poco frecuente encontrarse con la tentación de comenzar a describir la forma como la cámara atrapará la historia. Sin embargo, éste impulso natural de quién se imagina el relato deberá de posponerse hasta un segundo momento en la visualización del filme, durante la elaboración del guión técnico.
Así como el guión literario debe contener todos los elementos narrativos del relato cinematográfico, el guión técnico describe todas las especificaciones necesarias para transformar la historia en imágenes en movimiento a través de la cámara.
El guión técnico será el instrumento mediante el cual el Director transforme el lenguaje escrito en el lenguaje visual, haciendo uso de los planos y del montaje cinematográfico, definiéndolos a partir del texto escrito.
Para lograr la transformación del papel a la pantalla, el Director debe ser capaz de visualizar a detalle la historia escrita, imaginando con precisión los eventos y las acciones descritas en el relato, situándose en el lugar de la cámara.
Para llevar a la pantalla el relato cinematográfico el Director debió haber visto la película en su cabeza.
Este complejo ejercicio de imaginación puede apoyarse con diversas herramientas que ayudan a planificar la forma como el relato será fragmentado para su filmación, combinando la puesta en escena con la puesta en cámara.
Un primer paso será partir del guión literario y dividirlo en aquellos planos que narran con mayor eficacia los eventos descritos. Decidir que plano conviene emplear no es una tarea mecánica, por el contrario, determinar si el relato debe ser contado con un plano estático o uno en movimiento; si la cámara debe acercarse al personaje o mantenerse a distancia; si el ángulo de la cámara debe emplazarse en contrapicada o por encima de los personajes; todas ellas son resoluciones que impactan directamente en el lenguaje, en la forma como el relato será narrado en la pantalla.
Mientras que un plano cercano, conocido como “close up”, ofrece la intimidad con las emociones de los personajes; un plano medio o “medium shot” da posibilidad a que los personajes ejecuten acciones y se expresen con los brazos; en este sentido un plano abierto o “long shot” permite ubicar en su contexto a los personajes y sus acciones, estableciendo el lugar donde se desarrollan. Por otro lado, un plano de detalle o inserto, será ideal para enfatizar los elementos del relato que el espectador no debe perderse, acercando su mirada sobre aquello que el Director desea acentuar.
El segundo paso será plasmar los planos fragmentados por el guión técnico en un story board que describa visualmente, a manera de borrador, las escenas. El story board es una herramienta fundamental en la visualización del filme, ya que por primera vez estaremos haciendo uso de las imágenes para acercarnos al relato visual. Mientras más detallado y claro sea un story board, mayor será su eficacia como herramienta de trabajo durante la planeación y el rodaje de la película.
En tercera instancia será muy útil poder contar con plantillas de las locaciones o los sets en donde se llevará a cabo la filmación. Se trata de croquis arquitectónicos, a manera de planta o vista superior, de los espacios en donde se realizará el rodaje. En las plantillas se pueden prever con anticipación los emplazamientos de cámara, conocidos como “set-up”, para poder definir las acciones de los personajes, los movimientos de la cámara e incluso, plantear de antemano la iluminación de las escenas.
El guión técnico acompañado de un story board y apoyado por plantillas que definan las posiciones de cámara, son el conjunto de herramientas básicas con las que cuenta el Director para estructurar el lenguaje cinematográfico. Sin ellas, el trabajo para planificar un rodaje se vuelve difícil e impredecible. Por el contrario, un guión técnico bien estructurado logrará llevar a la pantalla la película que el Director visualizó en su cabeza.
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